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Por José Luis Guillén Pastor , Director General de la Universidad Francisco de Vitoria
Autor de “Florecimiento Humano en la era de la IA” (EUNSA, 2023)

 

El término “Inteligencia ar1ficial” o IA, se ha convertido en los últimos tiempos en ese ingrediente que es capaz de dar sabor y color a cualquier conversación, presentación o evento. Y seguramente es porque, en este caso, estamos ante algo que está ya generando avances muy relevantes en muchos campos, desde la medicina a la economía, y por ende claro, en la educación. Y parece que estamos sólo al principio de lo que viene.  

Mi mirada en este tema es optimista….pero no naif. La educación está para mejorar la sociedad, a la que sirve. Por ello, en la era de la IA, la educación debe facilitar el que se pueda fomentar todo lo positivo – que es mucho – que esta tecnología puede generar, sin dejar obviamente de alertar de los usos y efectos nocivos que pueda tener su uso incorrecto – como por ejemplo desde el punto de vista ético –  

Pero no hemos de olvidar, que el objetivo fundamental del sistema educativo no es otro que promover el florecimiento humano, ayudar a lograr una buena vida. Y un entorno tan apasionante como retador como el que ya tenemos aquí, nos va a exigir a las Instituciones educativas que repensemos muchos elementos y ayudemos a que nuestros egresados tengan las herramientas para lograr una buena vida en un mundo cada vez más rápido y complejo.  

 

LA IA EN LA EDUCACIÓN: QUÉ, CÓMO Y PARA QUÉ

Una forma tal vez sencilla de mirar esta cuestión de la IA en la educación puede ser pensando en el qué, el cómo, y el para qué, si bien dejando aparte algo tan importante como es la investigación.  

En cuanto a qué se enseña, es fundamental que la IA se introduzca en los programas y materias de las instituciones educativas. En primer lugar, porque, como dice Karim Lakhani, profesor de Harvard Business School (HBS), la inteligencia artificial no reemplazará a los humanos, sino que los humanos con IA reemplazarán a los humanos sin IA. Los sistemas educativos, que deben de preparar a las personas para ser capaces de desenvolverse en el futuro, deben por tanto tener en cuenta la IA. Tal y como cuenta Lakhani, la mayoría de los estudiantes del MBA de HBS no quieren dedicarse a la contabilidad después de su máster. Sin embargo, en el primer año, es obligatorio cursar la asignatura de contabilidad, puesto que es una de las bases para entender el mundo de los negocios y de las organizaciones. Lo mismo propone para la IA. No todo el mundo tiene que ser ingeniero de IA, pero sí, casi todo el mundo necesitará entender cómo puede lograr ser mejor en su profesión gracias a la inteligencia artificial. Y, por cierto, no estamos hablando únicamente del mundo de los negocios, sino de campos tan dispares y alejados como la medicina, la ingeniería o incluso las humanidades.  

Si los alumnos deben de saber cómo interactuar con la IA de cara al futuro e incluso al presente, parece claro que la IA debe ser adoptada por los docentes e instituciones educativas, puede que no sólo a nivel de contenidos sino incluso en otros elementos más amplios que afecten a la enseñanza y el aprendizaje, es decir, en el cómo.  

En esa línea, parece que la IA puede tener potencial para, entre otras cosas, impactar en el aprendizaje – potenciando metodologías como el aprendizaje basado en retos o facilitando la personalización -, ayudarnos a ser más precisos en nuestra aproximación a la solución de problemas de todo tipo, facilitar la creación de materiales y recursos educativos, centrar las discusiones en aspectos que mejoren la capacidad crí1ca de los alumnos o incluso op1mizar el 1empo dedicado a tareas administrativas. Sin embargo, como tantas otras cosas en educación y tecnología, es importante, facilitar la innovación que tiene sentido y para ello es fundamental pensar el propósito pedagógico, tener claro que la IA es, en muchos casos, un complemento y no un sus1tuto y que la implantación exige un esfuerzo y una atención importante por parte de los docentes y las instituciones, además de posibles cuestiones en diversos ámbitos, como por ejemplo en seguridad.  

Hasta aquí, parece claro que la educación del futuro debe, al menos, incorporar la IA por una doble razón. En primer lugar, porque será más fácil para encontrar trabajo, y porque al sacarle partido, podremos llevar a cabo nuestro quehacer de mejor manera en muchos casos. Y ya digo que nos hemos dejado fuera una reflexión sobre la investigación y la IA, pero ya parece claro que nos va a facilitar mejorar mucho la vida de las personas en breve.   

Pero hay algo más importante que la educación debe tener en cuenta en la era de la IA, y es el para qué de la educación. Y este no es otro que el florecimiento humano. Las personas que estamos ayudando a educar hoy en las Instituciones educativas se van a enfrentar a retos muy importantes y profundos, generados en buena medida por nuestros éxitos. Entre estos retos están la tecnología, la desigualdad, la velocidad del cambio, el ruido, el modelo de empresa, la diversidad y la sostenibilidad.  

Y estos retos – si no gestionan adecuadamente – pueden – a pesar de nuestra prosperidad material – generar en las personas una desorientación y pérdida de sentido muy profundas, provocadas en buena medida por el mal uso de la tecnología. Pero también por una visión limitada del ser humano –productor/ consumidor – que nos anestesia y nos deja cada vez deja menos espacio para las relaciones personales, siendo estas una de las bases de la verdadera satisfacción con la vida, tal y como señala un famoso estudio longitudinal de Harvard sobre la felicidad y sobre cómo lograr una buena vida.  

Es por ello, que, a través de la educación, hemos de dar herramientas a las personas para que puedan lograr esa vida buena en un mundo dominado por la IA. Y la ciencia, la filosofía, la ética, la psicología, la antropología y muchos otros campos del saber nos dan muchas pistas sobre cómo lograrlo.  

 

El florecimiento humano en la era de la IA

En esa línea, el concepto del florecimiento humano tiene en cuenta diferentes dimensiones – la intelectual, la física, la mental y emocional, la social, la espiritual y la material. Y además nos habla de diversos elementos que hemos de ayudar a integrar en la educación: el desarrollo del carácter y la búsqueda de la virtud, el desarrollo de la consciencia, el propósito, el cuidado de uno mismo y de los demás – mediante relaciones profundas y positivas -, la creatividad, la comunicación – que incluye la escucha -, la apertura y la flexibilidad, la colaboración y la capacidad crítica.  

El profesor Lakhani, menciona que en el futuro – y yo diría que ya hoy – el cambio continuo y su gestión son fundamentales para el mundo que nos toca vivir. Para que podamos lograr que ese cambio continuo no se convierta en desorientación vital – con los consiguientes efectos sobre la salud mental – hemos de ayudar a nuestros estudiantes a saber llevar una vida buena – y no solo a lograr un buen empleo -.  

Claro que la educación debe de fomentar la IA. Nos jugamos mucho en ello. Pero hagámoslo bien: sobre todo ayudemos a fomentar el florecimiento humano en la era de IA.  

¡¡Nos hará bien a todos y no sólo a unos pocos!! 

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