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Ramón Rodrigáñez, Co- Founder y CEO de Nova

El paro juvenil en España sigue siendo uno de los mayores retos de nuestra economía con un 29.4% de jóvenes parados, la tasa más alta de la Unión Europea. La macroencuesta realizada a jóvenes españoles por España Mejor, sitúa el origen del problema en la escasa utilidad laboral de la educación en España. Desde hace años, las empresas demandan un sistema educativo más flexible, menos encorsetado en grados de 4 años con apenas ninguna asignatura optativa y donde las prácticas en empresa apenas tienen cabida.

Una educación útil

Lamentablemente, vivimos en una época de gran contradicción: por un lado, ha habido una explosión de la oferta educativa con cientos de grados y masters; pero, al mismo tiempo, “la utilidad de los títulos universitarios es cada vez menor, ya que no dan respuesta a un mercado laboral que cambia de forma acelerada”.

El problema principal radica en la rigidez de la formación y la constante necesidad de adecuarse a los planes formativos que se imponen desde el Ministerio de Educación y Universidades y la ANECA. Según recientes estudios del World Economic Forum, una habilidad decrece a la mitad de su valor en tan solo 5 años, lo que implica que los profesionales necesitan formarse y mejorar sus habilidades de forma prácticamente continua.

Además, la distancia entre la empresa privada y la universidad pública, así como la falta de incentivos para que las empresas contraten becarios no permite que el mundo formativo y el laboral se acerquen. En nuestro país, apenas un 30% de los estudiantes universitarios hace prácticas antes de graduarse, vs. un 70% en países como Francia o Alemania.

Por otro lado, en la sociedad española se ha implantado una nueva enfermedad muy perversa: la “titulitis”, que consiste en una terrible necesidad social de muchos padres de que sus hijos obtengan un título universitario a toda costa. Esto hace que, en lugar de limitar las plazas universitarias, España genere más universitarios cada año en cualquier tipo de titulación, sea o no demandada por el mercado laboral. Lamentablemente, esto genera muchas veces expectativas erróneas en los jóvenes, que piensan que por estudiar un grado universitario y aprobar tienen “derecho” a un trabajo bien pagado y cualificado, cuando realmente esto depende única y exclusivamente de la relación de oferta y demanda de profesionales de cada tipología.

Una reforma en cuatro ejes

Es necesaria, por tanto, una gran reforma de nuestro sistema educativo y en su relación con el mercado laboral. Dicha reforma debería trabajar en 4 ejes: 1) la flexibilización de las titulaciones, 2) la reducción de la oferta universitaria y el fomento de la FP, 3) el acercamiento al mercado laboral vía las prácticas obligatorias en empresa y 4) la inversión en los departamentos de carreras de nuestras instituciones educativas.

En primer lugar, debemos de simplificar la oferta de grados, ya que la situación actual obliga a alumnos muy jóvenes a tomar una decisión vital muy compleja. Deberíamos crear menos “caminos” formativos, comunes en los primeros años de formación a perfiles similares, y luego abrir una mayor libertad a la hora de elegir las asignaturas en el tercer y cuarto año, permitiendo a cada alumno crear un recorrido personalizado que se adapte a sus inquietudes, habilidades e intereses.

En segundo lugar, es urgente reducir la oferta formativa y adaptarla a la empleabilidad de cada tipo de formación.

En tercer lugar, debemos fomentar las prácticas en empresa, haciéndolas probablemente obligatorias del lado de los estudiantes, simplificando las trabas administrativas y creando incentivos fiscales para las empresas que formen jóvenes mediante programas de prácticas que les acerquen al mercado laboral.

Por último, es urgente una mayor inversión en los departamentos de carreras profesionales de las universidades y centros de Formación Profesional. Estos departamentos cuentan con equipos muy limitados y presupuestos muy bajos que nos les permiten ayudar y orientar a los alumnos en su vida profesional. Tampoco se apuesta por su presencia en el día a día de los campus más allá de las ferias de empleo. Los alumnos terminan los grados universitarios y las FPs en España habiendo hecho muchos exámenes y muchos trabajos, pero sin saber hacer un buen CV o enfrentarse a una entrevista laboral que es lo que realmente necesitan para ingresar en el mercado profesional.

Desde Nova, intentamos ayudarles con programas de orientación profesional y de preparación de entrevistas, pero en los centros públicos casi nunca logramos poder ayudar en este sentido dada la terrible falta de recursos.

Si queremos un empleo de calidad y un país de oportunidades, no se puede seguir obviando la tan necesitada reforma del sistema educativo. Para que los jóvenes puedan desarrollar una carrera profesional, tenemos que dotarles de las herramientas necesarias para ello. Y no sólo de un título que puede acabar en papel mojado.

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