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Por Ana Sánchez – Anegón, CEO en El Animal Emocional y coordinadora del Grupo de Trabajo sobre Despoblación Rural

Cuenta Sergio del Molino en su libro “La España Vacía” que “mirar en los rincones de la España vacía de los que procedemos es mirar dentro de nosotros mismos”. ¿Qué está ocurriendo en las zonas rurales de nuestro país? ¿Cuáles son los grandes retos a los que debemos hacer frente los jóvenes que queremos vivir fuera de las grandes urbes? 

 

SER JOVEN, TRABAJADOR Y VIVIR EN LA CIUDAD: UNA UTOPÍA 

Porque ser joven y trabajador en las ciudades en España está siendo cada vez más complicado. La clase política no ha logrado gestionar los ya inaccesibles precios de la vivienda, lo que imposibilita que las personas de la generación llamada millennial (nacidos entre 1984 y 1995 aproximadamente) adquieran un hogar e incluso formen su propio núcleo familiar.  

Una alternativa para muchos jóvenes, consiste en abandonar las grandes ciudades  en pos de un futuro mejor en entornos rurales. Ahora bien, ¿es factible hacer este cambio prescindiendo de todos los servicios que ofrecen las grandes ciudades? ¿Es la idea bucólica de vivir en un pueblo lo más cercano al bienestar familiar y personal y, sobre todo, profesional? 

 

¿ES EL ENTORNO RURAL LA SOLUCIÓN? 

Y a este grupo es al que pertenezco yo misma. En mi localidad, Robledo de Chavela (Madrid), se estima que hemos llegado centenares de familias tras el 2020, a raíz de la pandemia de Covid: unos recuperando el chalet familiar vacacional de sus padres o abuelos y otros buscando un futuro lejos de la contaminación y los precios abusivos. Sin embargo, una vez llegamos al entorno rural nos encontramos, como es mi caso, con lugares más alejados de esta idea bucólica de lo que creíamos. Y nos topamos con dificultades que venimos arrastrando desde hace años.  

 

EL TRANSPORTE…QUE NO LLEGA 

Dentro de las problemáticas que todavía existen en las zonas rurales españolas, el transporte es una que venimos acarreando desde hace décadas. Y siendo un país que se enorgullece de su sistema ferroviario de alta velocidad, las cortas y medias distancias del estado siguen estando aisladas y olvidadas. El transporte es uno de los motivos por los que los jóvenes (más aún cuando ya no existe la urgencia como hace años de poseer un coche propio) siguen pensando que no vale la pena dedicar más de una hora de trayecto para llegar a un hospital o a un centro educativo de educación superior.  

 

COLEGIOS QUE CIERRAN… 

Otro de los asuntos pendientes es la dificultad por mantener las aulas de los colegios rurales abiertas y, sobre todo, hacerlas crecer en ratio de alumnos. Según un estudio publicado recientemente, en los dos últimos años de los que tenemos datos (2020-2022) se han registrado 20.000 alumnos menos en zonas rurales. Los riesgos de la despoblación rural han sido ignorados continuamente por los gobernantes, que se han centrado en diseñar políticas centradas en las grandes urbes, en las capitales de provincia y en soluciones que ayuden “al más fuerte”.  

 

FALTA DE OPORTUNIDADES LABORALES 

Por último, pero en realidad uno de los más importantes,  es la falta de oportunidades laborales.  Quizás deberíamos repensar la necesidad de aprovechar nuestra fuerza en la industria agroalimentaria, el turismo y las energías verdes para localizar su producción y atraer talento a las zonas rurales.  

La falta de transporte, de infraestructuras y de oportunidades laborales son cuestiones urgentes que hay que abordar si queremos incentivar a las familias a vivir fuera de las urbes. . Ser conscientes de nuestra capacidad individual para hacer de la España vaciada un recurso más competitivo motivaría a los ciudadanos a pensar fuera del entorno urbano y a construir una nueva realidad al margen del ruido, la concentración de la población, la contaminación y los precios abusivos de la vivienda.  

La pasividad por parte de los políticos ya la conocemos y por eso como ciudadanos debemos pasar a la acción. Como del Molino termina afirmando: no es que reconozcamos ese paisaje, es que somos él. Somos esa España vacía, estamos hechos de sus trozos. Es la única forma plausible de patriotismo que queda para un español. 

 

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